En diciembre de 2011 el Gobierno del Partido Popular aumentó el impuesto sobre la renta para los años 2012 y 2013, con el compromiso de suprimir esa subida en el 2014. Las medidas aprobadas ahora por el Gobierno se desdicen de lo entonces prometido, contemplando una prórroga de esa subida para el 2014. Está claro que desde el punto de vista del 2013 no se sube el impuesto en 2014, pero lo que es evidente es que, con la medida anunciada el viernes pasado, en 2014 pagaremos más impuestos que los que estaban previstos. Más vale que Rajoy, hace apenas unos días, dijo que no iban a subir los impuestos. Donde dije digo, digo Diego y vamos a contar mentiras tralará.
Y no todo queda ahí, porque también se crearán nuevos impuestos medioambientales y sobre los depósitos bancarios, y subirán los impuestos especiales. Como si estas subidas y nuevos tributos no fueran a cargarse sobre el consumidor final, el sufrido españolito de a pié.
Por último, tenemos que rezar un responso por el Índice de Precios al Consumo, nuestro manido IPC, que el Gobierno acaba de dilapidar para su conveniencia. Ya no será el índice de referencia para los contratos, tarifas, sueldos y pensiones. Ahora están maquinando qué aplicar, o mejor dicho, cómo llamar a lo que ya están aplicando, el archisabido “lo que se me ponga en la punta de los…”. Talante, ante todo talante.
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