Después de los últimos funestos datos de la Encuesta de Población Activa (EPA), el indicador de los registros del Servicio Público de Empleo Estatal nos ha dado un respiro en Abril: en España ha descendido el desempleo en 54.444 personas (4.989.193) y en Navarra en 2.042 (46.050). Al parecer, también ha aumentado la afiliación a la Seguridad Social, lo que siempre es una buena noticia.
El Banco Central Europeo también ha querido unirse a la fiesta y, tras diez meses de hacerse el remolón, finalmente ha decidido bajar los tipos oficiales de interés al 0,5%. Una medida que se le estaba pidiendo ya a gritos, para intentar reactivar el consumo y las nuevas inversiones. Ahora falta que el BCE obligue con hechos a las entidades financieras a que dejen de utilizar el dinero para cuadrar balances y que suelten la gallina de una vez. E idem de idem a las empresas, que usen los créditos para inversiones y no para equilibrar cuentas y repartir beneficios.
También el Gobierno Central quiere tomar parte en el jolgorio, y ha autorizado a las Comunidades Autónomas a incrementar el límite máximo de endeudamiento, del 0,7% al 1,2%. En Navarra supone poder gastar unos 90 millones de euros más, y no se descarta que las Comunidades que hicieron los deberes en 2012 puedan incrementar todavía más esos límites.
Porque ahí está el quiz de la cuestión: tenemos ya que dejar atrás la obsoleta e inútil vía de la austeridad y la contención y hacer fluir el dinero, que broten los créditos y préstamos, avivar la actividad económica con la inversión y el consumo, para contribuir a la creación de empleo y retomar nuevamente la senda del crecimiento.
De todas formas, siempre hay algún agorero, léase el Banco de España, que ha avisado que el crédito no se reactivará por la bajada de intereses, por culpa del incremento de la morosidad. Y también nos han bajado los humos con respecto al uso de los fondos provenientes del incremento del límite de endeudamiento, porque dicen que no se utilizará para el impulso de la actividad económica sino para paliar la mengua de ingresos. Qué gente más triste, lo que siempre se ha llamado un quitapedos.
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