martes, 30 de abril de 2013

6.202.700 (58.000)

Esas son las cifras de parados de España y de Navarra, el 27,16% y el 19,02% respectivamente. Cifras demoledoras tras las que se esconden auténticos dramas, con 1.900.000 hogares españoles con todos sus miembros en el paro (21.000 en Navarra). Son las cifras de la vergüenza, del fracaso de las medidas impuestas por la Comisión Europea, el Banco Central Europeo y el Fondo Monetario Internacional, la famosa y odiosa troika.

 
Nos vendieron una Reforma Laboral que iba a generar puestos de trabajo mediante la flexibilización del empleo y para lo único que ha servido es para hacerles el caldo gordo a los empresarios, comandados por la CEOE y la CEPYME, que aún a la vista de estas cifras tienen la desfachatez de decir que “sigue siendo necesario seguir apostando por medidas de flexibilidad en el mercado laboral”.

Seguimos teniendo unos políticos nefastos, sin ideas, sin preparación, meros comparsas de los mercados, que yerran una y mil veces en sus previsiones sin avergonzarse, sin dejar sus cargos abochornados por no haber dado ni una. Y que siguen empecinados en seguir por la misma senda, no la suya sino la que les han marcado, como buenas y obedientes marionetas.

Y el dinero sigue sin fluir. Hemos rescatado a los bancos sin condiciones previas, y ellos se han quedado con el dinero, para tapar sus pifias, sus juergas y sus sueldos millonarios. ¿Cómo vamos a generar empleo si las empresas, las pymes, los autónomos, los emprendedores, nadie en este país consigue obtener financiación?

Un país marcado por la usura, la corrupción y el despilfarro de dinero público. Usura, corrupción y despilfarro que campa a sus anchas, con la venia de sus señorías que no imparten sino injusticia, leyes y sentencias a medida para no dar cuenta de sus fechorías.

La pena es que nadie sabe muy bien dónde están esos seis millones y pico de parados. Porque todavía no los vemos por las calles haciendo presión. Todavía no vemos a los millones de jubilados que han visto recortadas y congeladas sus pensiones. No vemos a los miles de funcionarios que están perdiendo poder adquisitivo día tras día. Todavía no vemos suficientemente a los miles de dependientes que están viendo mermadas sus prestaciones.

Y así, lo único que favorecemos es una nueva vuelta de tuerca. ¿Hasta cuándo vamos a ser capaces de aguantar que nos torturen?

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