Ya que en la entrada anterior hablábamos de los “bonus” bancarios, no viene mal constatar un hecho: cómo “Andana”, digo España, se ha pasado por el forro las normas europeas que, de alguna manera, regulaban esas vergonzosas prebendas.
España, junto a Grecia, Portugal, Italia, Polonia y Eslovenia (curiosa lista de candidatos, que perfectamente podía ser de aspirantes a descender a la segunda división europea), fue expedientada el pasado 19 de mayo por Bruselas, por no adaptar las normas que entraron en vigor el 1 de enero de este año y que, desde el 7 de julio de 2010 en que fueron aprobadas, establecían que “los directivos de los bancos rescatados no podrán asumir ninguna bonificación a no ser que esté debidamente justificada”.
Resulta que estábamos asistiendo estupefactos a cómo los directivos de algunas entidades bancarias se forraban a costa de la pasta que el Estado (o sea pasta de todos) les había inyectado sin condiciones, y va y el propio gobierno español, aún sabiendo de que esta situación era evitable adaptando la normativa europea, se escaquea dándoles carta blanca.
Y no os creáis que tenían prisa en adaptar la norma europea, porque lo han hecho después de que Bruselas les impusiera un plazo de dos meses para hacerlo. Ya hubiera sido el colmo que, encima, el Estado hubiera tenido que asumir sanciones económicas por no cumplir los requerimientos europeos.
Lo peor del caso es que el hecho de no haber adaptado la normativa europea a tiempo, como todo hijo de vecino, o por lo menos como todo hijo de vecino normal, no tiene ninguna pinta de haber sido un descuido. Tiene pinta de que este Gobierno, ante el poder financiero, sigue teniendo el pantalón y los gayumbos a la altura de los calcetines. Total, ya pagaremos los funcionarios.
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