viernes, 21 de mayo de 2010

Héroes y villanos

Antes de nada agradecer a las ¿300? personas que ayer nos congregamos ante la Delegación del Gobierno en defensa de nuestros salarios. Y también agradecer al resto de sindicatos que allí estábamos e hicimos un esfuerzo por aunar nuestras fuerzas, dejando de lado nuestras diferencias. Y a la vez pedirles perdón a todos por la valoración y el análisis de la concentración que vamos a hacer a continuación.


No es fácil encontrar la palabra adecuada: frustración, decepción, desilusión ... Prácticamente la misma sensación que cuando Zapatero anunció las medidas para la reducción del déficit público.

Desde ese día hemos intentado palpar la opinión del sector a través del correo electrónico, del blog, etc., y pudimos comprobar cómo, una vez más, se daba la vuelta a la tortilla, convirtiendo héroes en villanos y viceversa. Los sindicatos, aunque nunca hemos sido héroes, nos convertíamos en los villanos de la película: "panda de sinvergüenzas", "vividores", "subvencionados", "lavadores de imagen", "demagogos", "chupópteros" ... Estaba claro que quienes así nos tildaban no iban a acudir a la concentración.

También estaba claro que el entorno nacionalista no iba a aunar sus fuerzas con el resto de sindicatos, con lo que tampoco contábamos con ellos ayer.

Supongo que habrá quienes no acudieron porque tenían que llevar a sus hijos a alguna actividad extraescolar, o tenían alguna actividad de ocio, o quienes preferían estar en casa tranquilamente. Pensábamos que la reivindicación era lo suficientemente importante como para acudir precisamente para eso, para que podamos seguir llevando a nuestros hijos a actividades extraescolares, para que podamos seguir yendo nosotros mismos al gimnasio o a tomar unas cañas con nuestros amigos, para que podamos seguir pagando nuestras tranquilas viviendas o tener acceso a ellas, para gritar a nuestros políticos que no estamos dispuestos a pagar las consecuencias de sus desmanes, ni postrarnos ante los mercados financieros.

Pero el pueblo es soberano y ayer habló con silenciosa rotundidad, dando la espalda a los sindicatos. Y convirtió en héroe al villano.

El próximo día 8 de Junio no cerraremos las persianas de nuestros centros de trabajo. Probablemente tendremos que cerrar las nuestras. Y que Dios nos pille confesados, porque el que calla otorga. Mueran los sindicatos y larga vida a los villanos.

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