Da la sensación de que el Gobierno empieza a reconocer la situación en la que se encuentra: comenzó hace dos años negando una crisis evidente cuando ésta era reconocida ya por todas las instancias políticas y financieras del planeta; continuó esquivando la realidad gastando “a manos llenas” en medidas populistas; aseguró ver “brotes verdes” cuando los analistas auguraban todavía años de dificultades; y continuó negando la evidencia hasta el último momento en el que los socios europeos y el mismísimo Obama le leyeron la cartilla y le pusieron entre la espada y la pared.
No le quedó más remedio que improvisar un paquete de medidas de reducción del déficit público para frenar las amenazas económicas que le llegaban desde el exterior, como si todavía no fuera con él la cosa. Y como la improvisación no siempre es buena, le salió un paquete de medidas que echaba por tierra toda su gestión anterior, dejando, además, en libertad a los culpables y gravando a los inocentes.
Y así sigue desoyendo a quienes le exigen modificar las medidas: restablecer el impuesto del patrimonio, perseguir la economía sumergida y el fraude fiscal y, además de reducir el gasto, proponer medidas para incrementar el ingreso.
Y, sin embargo, empiezan a obedecer a quienes le exigen medidas más severas: reforma del mercado laboral, reforma de las pensiones y reforma del sector financiero.
Y ahora se ha empeñado en intentar convencernos, primero a sus compañeros de partido y luego a la sociedad en general, de la bondad de sus medidas, del sentido de Estado, de que hay que arrimar el hombro y ser solidarios, etc., etc.
Y esto no ha hecho más que empezar, así que tendremos que seguir poniendo la otra mejilla, por no mentar otra parte del cuerpo allá donde la espalda pierde su casto nombre.
Tampoco la actitud de los sindicatos mayoritarios, léase UGT y CCOO, ha sido de lo más fiel a sus defendidos: hemos visto como han transcurrido ya dos años de despidos, cierres de empresas, ERE’s a destajo, y desde sus cúpulas no han abierto la boca, dejando que las bases y los comités de empresa fueran los que tomaran la iniciativa en cada caso concreto, sin la compañía de sus dirigentes.
Y nadie ha entendido por qué en este caso, con las medidas de reducción del déficit, las cúpulas de estos grandes sindicatos se han lanzado a la primera línea de acción, como si se nutriesen fundamentalmente del sector público. Y menos en defensa del empleado de este sector, con la fama que arrastra desde la opinión pública, fama que nuestros gobernantes se encargan de acentuar constantemente.
Y cómo se están frotando las manos todos los dirigentes de las Comunidades Autónomas y Entidades Locales, sean del signo que sean, al verse “obligados” a aplicar unas medidas impopulares cuyo coste político recaerá únicamente en las espaldas de ZP y sus ¿700? asesores.
A pesar de todo ello, desde el Sindicato S.P.A. hemos sido conscientes desde el principio que la iniciativa frente a las medidas estaba en poder de los sindicatos mayoritarios a nivel estatal, y que debíamos afrontar medidas conjuntamente con el mayor número posible de sindicatos, para que las movilizaciones tuvieran el eco suficiente.
Las propuestas de movilización que desde los sindicatos mayoritarios se han realizado contemplaban dos acciones: una concentración frente a la Delegación del Gobierno (20 de Mayo) y una huelga del sector (8 de Junio), la primera sin coste económico, la segunda sí.
No obstante, hemos intentado captar vuestra opinión a través del correo electrónico y de nuestro blog, además de la posibilidad de obtenerla personalmente, dado que la mayor parte de nosotros no está liberado y trabaja codo con codo con vosotros, obteniendo así una visión más cercana de la realidad, y hemos llegado a las siguientes conclusiones:
- Mosqueo “relativo” frente a las medidas adoptadas.
- Fuerte indignación respecto a las actuaciones de los sindicatos.
- Rechazo a la huelga por la merma económica que supone.
Así que, visto lo visto, decidimos apoyar la concentración del 20 de Mayo, dado que carecía de consecuencias económicas, y tratarla como “piedra de toque” para decidir sobre la huelga del 8 de Junio.
Nuestra sorpresa fue mayúscula cuando comprobamos que, entre 8 sindicatos, únicamente habíamos sido capaces de reunir a 300 personas, media hora de una tarde soleada, a defender su derecho laboral más sensible, el sueldo, y más cuando no se trata de defender su subida sino de protestar por su rebaja. Creo que la mayoría de los que allí estábamos no nos lo podíamos creer.
Contamos también con los resultados de la huelga convocada por los sindicatos nacionalistas, y celebrada el pasado 25 de Mayo, y que no puede decirse que haya tenido el eco deseado, a pesar de tratarse de un entorno que suele responder con creces a este tipo de reivindicaciones.
Llegados a este punto, la Junta Directiva del Sindicato S.P.A., que afortunadamente goza de la independencia que le da no depender de ningún órgano superior, de nada ni de nadie, ha decidido:
No secundar como organización la huelga convocada para el próximo 8 de Junio y dejar que cada uno decida libremente si adherirse o no a la misma.
Esta decisión ampliamente debatida, está fundamentada en los siguientes indicadores:
- El poco apoyo que vemos en la sociedad en general, debido a la percepción generalizada de que somos unos elegidos por la seguridad de nuestro empleo y que debemos contribuir económicamente a la situación.
- La apatía del sector en particular, que no parece dispuesto a gravar más su economía con una huelga que no va a conseguir paralizar unas medidas que ya están aprobadas, y que ni siquiera el entorno nacionalista ha sido capaz de movilizar.
- La perspectiva que se nos avecina con un recorte en nuestros sueldos, la subida del IVA, el probable incremento de la electricidad y la inseguridad ante posibles nuevas medidas que mermen más aún nuestro poder adquisitivo, nos hace reflexionar y poner nuestro empeño en buscar otras alternativas de reivindicación distintas a las tan manidas huelgas.
- Además, los sindicatos mayoritarios no dejan de amenazar con una huelga general si se realiza la reforma laboral por el mismo sistema del decretazo, por lo que no tendría sentido la actual, ¿o es que quieren hacer ahora todas las huelgas que no han sido capaces de convocar antes?
A pesar de ello, seguimos queriendo conocer vuestra opinión que, como siempre, podéis hacérnosla llegar a través del correo electrónico (sindispa@navarra.es) o de nuestro blog (http://actualidadspa.blogspot.com/).
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