viernes, 18 de octubre de 2013

Semana de cacareos

Esta ha sido una buena semana en Navarra en lo que a cacareos se refiere. La comenzamos con un tal John Stacey, a la sazón Presidente de la Comisión Europea para la Eficiencia de la Justicia, quien defendió las tasas judiciales y la privatización de algunos servicios de la justicia; después vino Isidro Fainé, Presidente de La Caixa, que dijo que cuando viene a Navarra siente que es el paraíso; y finalmente, aunque todavía nos quedan el sábado y domingo para acabar la semana y pueden caer más “perlas”, Emilio Botín, el Presidente del Banco de Santander que ejerce de banquero hasta en el apellido, diciendo que a España está llegando dinero de todas partes.



El tal Stacey, que probablemente sea una bellísima persona y un profesional como la copa de un pino, vino a Pamplona a decir las siguientes sandeces, después de afirmar que no era un experto en la justicia española: “la causa de los retrasos (en la justicia) son los abogados”, “España tiene más abogados de los que necesita”, “algunas minorías no llevan sus casos a los tribunales de justicia porque no confían en la justicia”, “las tasas son necesarias porque el sistema judicial no es sostenible”, “excepto los jueces, se puede privatizar todo”.

En primer lugar, si no es un experto en la justicia española, no sabemos por qué hace semejantes aseveraciones sobre ella, y precisamente en España. Afortunadamente, ya le han contestado como se merece, tanto desde el Consejo General de la Abogacía como desde el Colegio de Abogados de Pamplona, con cifras que desdicen el exagerado número de abogados en España, indicando que las tasas están recurridas al Constitucional y que han tenido una enorme protesta social, y afirmando que los abogados únicamente interponen aquellos recursos que la ley les permite y que, si son demasiados, la culpa será de la ley y no de ellos. En cuanto a la privatización, sus declaraciones no son sino un ejemplo más del neoliberalismo que impera en todos los ámbitos de poder, lobby’s, think tank’s y otros grupos organizados de facinerosos nuevos ricos. Y a ver quién va a creer en la justicia, si continuamente vemos campar a sus anchas a políticos y empresarios corruptos. Vamos, que no lo trajeron para solucionar nada, sino como zalamero adulador de las medidas y recortes de nuestros gobernantes. 

El de La Caixa, que vino a lo mismo que el Stacey, comparó nuestra comunidad con el paraíso: un paraíso de 50.000 parados, de recortes que están devaluando el estado de bienestar y los servicios públicos, de empresas y comercios que cierran sus puertas, de puestos de trabajo denigrantes con sueldos cada vez más míseros, de gente desahuciada, de abuelos buscando en los contenedores, de una Navarra con una deuda de 3.200 millones de euros. Sin comentarios.

Y el Botín, en su línea, haciéndole también el paseíllo al Gobierno, intentando hacernos creer que todo va por el buen camino, pero por el suyo no por el nuestro. Ahora resulta que la peña está venga invertir pasta en España, que hay dinero a mansalva, y que los bancos no tienen la culpa de que no fluya el crédito.

Está claro que hay quien no tiene ni la más mínima vergüenza y que, si les pones un micrófono en la boca, son capaces de soltar las mayores gilipolleces del mundo por conseguir un minuto de gloria. 


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