¡Regocijémonos!,
estimados ciudadanos navarros, en general, y trabajadores públicos, en
particular, porque en nuestra Comunidad ha abierto sus puertas un nuevo local
de espectáculos: el Parlamento de Navarra. Durante este mes de marzo, tiene
lugar la representación de un memorable sainete autóctono que lleva por título
“Intereses de la Extra”.
El
primer acto, con el subtítulo de “Dictamen”, tuvo lugar el pasado día 5 de
Marzo. En él, todos los actores, a excepción de los de UPN, aprobaron el
dictamen para que la devolución del 24,04% de la extra se hiciera con
intereses, con divertidas ocurrencias como que, los trabajadores públicos, “ya habíamos pagado suficientemente las
consecuencias de la crisis”, “que se
nos tenía que recompensar por el esfuerzo” y que había que atarlo en una
Ley “porque el anuncio del Gobierno no le
compromete”.
Dos
días después, los actores del PP, en una previsible “revolaina”, dijeron que “no les parecía adecuado”, y se empezó a
despejar el enredo de la trama de los actores de otros grupos de la oposición,
con salidas tan saladas como que “como
abogado tengo reservas”, “hay que
analizarlo en profundidad”, “puede
haber cuestiones jurídicas que lo impidan”, así que los promotores de la
obra decidieron prolongar el sainete y aplazar el desenlace.
El
gatuperio está servido. Los opositores actores que liaron el enjuague, en una
hilarante escena, han ido recitando su demagógico guión: “nos solidarizamos con los trabajadores públicos pero estimamos que, con
el adelanto de las pagas, no han visto resentido su poder adquisitivo”, “podría ser más peligroso pagar los intereses
que no hacerlo”, “es mejor que el
dinero se destine a fines sociales con mayores necesidades”.
Y
entonces, ¿por qué aprobaron el dictamen? Aunque no descartamos alguna otra
burlesca chanza que nos solace hasta entonces, el acto final está previsto para
el próximo día 26 de Marzo. No se lo pierdan, ¡por Dios! Se espera un lleno
absoluto. Es probable que las entradas se agoten en menos de lo que un político
tarda en desdecirse, porque el desenlace promete ser desternillante.
Antológico. De Óscar, vamos.
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