La ausencia de Oferta Pública de Empleo y las tasas de reposición de vacantes, medidas ambas aprobadas por el Estado y trasladadas aborregadamente por el Gobierno de Navarra a nuestro quehacer foral, indicaban que se estaba aplicando un ERE en toda regla dentro de las Administraciones Públicas de Navarra. Un ERE encubierto denunciado por los sindicatos, que se ha cobrado ya cerca de 2.000 contratos tirados a la basura. Parece que el Gobierno ha decidido que ya no tiene sentido enmascarar su objetivo, así que por extensión de la Reforma Laboral, con cuatro pinceladas aquí y allá, ha aprobado el Real Decreto Ley 1483/2012, para dar luz verde a los despidos colectivos en el sector público. Los contratados laborales están en la diana de nuestros gobernantes, sobre todo el personal de las entidades locales, universidades y empresas públicas. Y aviso a navegantes, léase funcionarios: el siguiente peldaño es el nuestro; se les escapó en el Plan Moderna y esgrimieron un error de transcripción (el jodido administrativo), pero lo que les traicionó fue el subconsciente, o simplemente fue un globo sonda que se han guardado en el cajón, pero arriba del montón.
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