Crónica
de la última reunión del Gobierno de Navarra con los sindicatos de Función Pública:
Trece
astados, trece, de trece ganaderías sindicales distintas, para “la diestra” Uxue Barkos, en la noble
planta de palacio cercana al coso pamplonés. El festejo alargó unos días la
feria sanferminera, manteniendo, como era de esperar, la línea de las tardes
precedentes. Tediosa y decepcionante la corrida: los astados bravos, con trapío,
sin volver la cara ante el castigo de los últimos años, serios y hasta “descaraos”; la aforada sin entrega, le
faltó temple, no supo acoplar ni acompasar las embestidas, sin continuidad,
exageró los desplantes, erró en la colocación y en las distancias, y no acertó
en el terreno. Un fiasco. Olvidó sus virtudes de novillera, cuando vestía luces
de oposición, y se creció en el castigo de la extra. Previsible
en los lances, a toro “pasao” echó la
culpa al estado del ruedo y las heredades, utilizando el demagogo capote de la
responsabilidad social y presupuestaria, como era de suponer. Antología de la “espantá”. Probablemente echó en falta a las
autoexcluidas ganaderías más amables y, sin “vitorinos” sindicales, pinchó hueso en los trece que le tocó en
suerte. Para cortarse la
coleta. Y Beaumont de asesora presidencial, ni quites ni
capotes, viendo los toros desde la barrera. Política y tauromaquia, el noble arte
del engaño.
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