Basta
con hablar con las personas de nuestro entorno para comprobar cómo casi todos
estamos prácticamente de acuerdo en algo, en las ganas que teníamos de que se
acabara el 2013. Lamentablemente, parece que lo verde no son brotes, así que lo
de “Año nuevo, vida nueva”, tampoco
va a poder ser en 2014.
El sueldo sigue congelado, así que continuaremos
perdiendo poder adquisitivo mientras, eso sí, todo sube a nuestro alrededor:
artículos de primera necesidad, suministros básicos, productos sanitarios,
tasas e impuestos… Y no creo que este año lleguemos a descifrar uno de los mayores
misterios insondables de la humanidad: el cálculo del IPC y por qué, cuando
interesa, los precios se disparan y el índice ni se inmuta. En comparación, lo
del Bosón de Higgs es una auténtica ridiculez.
Tampoco
este año conseguiremos recuperar la extra
robada en el 2012 ni, por supuesto, tendremos ningún complemento
compensatorio. Ya se ha encargado el Gobierno de recurrir a sí mismo, perdón,
al Tribunal Constitucional, y éste de suspender cautelarmente la norma. Es una de las
ventajas de la separación de poderes que han diseñado nuestros políticos a su
antojo, la de “Juan Palomo, yo me lo
guiso yo me lo como”.
Los recortes de 2012 que afectaban a la jubilación,
a las dietas y a las tarifas del uso especial, han sido prorrogados para 2014
mediante un Decretazo (Decreto-Ley Foral) del Gobierno de Navarra, figura
normativa ésta que requiere la convalidación parlamentaria y que, como no podía
ser de otra manera, así se ha hecho gracias a UPN, PP y PSN. ¡Ja! Cómo hacen piña
cuando quieren, listicos ellos.
Y encima
tendrán la suficiente caradura de justificarlo por la premura en aprobar la
subida de las pensiones, cuando el
año pasado lo hicieron con siete meses de retraso y no se les cayó la cara de
vergüenza. Ni un rubor “oyes”.
También
sufriremos la eliminación de tres días
festivos (en San Fermín en Pamplona, y en las fiestas patronales del resto
de localidades) que, aunque no supone modificación en la jornada anual, sí conllevará
problemas para autorizar vacaciones y, a algunos compañeros, trabajar esos días
por menos sueldo. La constatación de otra cuestión no menos enigmática, digna
de un monográfico en “Cuarto Milenio”,
la de que “los sueldos no bajan, sino que
suben negativamente”.
Las salidas y ausencias del puesto de
trabajo se van a reducir a la mínima expresión. No obstante, los últimos
sondeos demuestran que cada vez es más fácil conciliar la vida laboral y la familiar. Ventajas
del paro, claro.
Los planes de formación, ni están ni se les
espera tampoco en este ejercicio, así que seguiremos aprendiendo por nuestra
propia iniciativa y buena predisposición. Ya dicen que el autoaprendizaje
fomenta la curiosidad, la disciplina y la investigación. Y
además, ¿para qué si no están los foros de Internet? Se pregunta y punto.
Ni
siquiera sabemos dónde “pondremos el
huevo”, porque seguirán amenazando con reorganizaciones y traslados de oficinas para eliminar
alquileres y cuadrar las cuentas de las antaño despilfarradoras sociedades
públicas. Como ocurre con Tracasa, que no tiene cómo sacar provecho al macro
edificio que levantó con el dinero de todos, muy por encima de sus necesidades,
y que la Administración acabará ocupando, seguramente por un “módico” alquiler.
La creación de empleo es nula, y presenciaremos
cómo se crean puestos de trabajo precarios, como mucho de media jornada. ¿Qué
ha sido de la misión generadora de empleo de la Reforma Laboral ?
¿Para qué sirven los Planes de Empleo, la Fundación Moderna
y otras monsergas? Utilizando el lenguaje que tanto les gusta, probablemente
será que los resultados estarán previstos en el “Horizonte 21-22” , siglo más o menos.
No
sabemos todavía cuál será la próxima externalización
en ciernes, bajo el pretexto de ahorrar costes, lo que supone trabajo precario
para el enriquecimiento de ciertas empresas privadas. Sanidad es siempre la más
amenazada (derivaciones, limpieza del Complejo Hospitalario de Navarra,
Laboratorios, Almacenes…) ¿Quién será el portador del número agraciado?
Así que
lo único positivo que podemos esperar es que, con la llegada del 2014, ya falta
menos para las próximas elecciones, las del 2015. Y ya se sabe que, en año de elecciones, nuestros políticos
se ponen mimosos, les entra la vena servicial y complaciente, y se lanzan a la
caza y captura de las papeletas. Algún caramelillo nos tendrán que lanzar para
comprar nuestro voto. Promesas a tutiplén sin intención de cumplir pero que, normalmente,
nos dejan algún huesecillo para que podamos rechupetear.
Lo que
está claro es que “de recuperación”, nada de nada. Los
mejores años para la sociedad han sido los años en los que los de siempre se
han puesto las botas robando a espuertas. Ahora mismo, no hay dinero ya ni para
mangonear. Y tampoco pueden exprimirnos mucho más.
Así que
¿cuándo empezaremos a ver la luz?
Cuando estén nuevamente hartos de mangar. Cuando los banqueros usureros y los
políticos corruptos, valgan sendas redundancias, estén bañándose en monedas a
lo Tío Gilito, entonces podremos recoger lo poco que se les escurra entre los
dedos de sus blancos guantes.
A pesar
de todo, seguiremos peleando por nuestros derechos laborales y por unos
servicios públicos de calidad. Feliz 2014. Carpe diem.
Pamplona, 15 de Enero de 2014.
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