Estamos ante un caso que haría las delicias de los humoristas. Un asunto para un monólogo de esos que te partes de risa, si no fuera porque se paga con dinero público. Resulta que en la Comisaría de Beloso de la Policía Foral, la entrada está protegida por seguridad privada. ¡Así!, ¡como lo oyen!. Un montón de policías dentro de comisaría, algunos en la oficina haciendo de administrativos de lujo, y en la puerta, custodiándoles, un guardia de seguridad privada pidiendo identificaciones a los propios forales. ¿No es de locos?
Tenemos unos cuantos policías forales ya granados que podrían hacer este trabajo de custodia de edificios oficiales, en lugar de pagar una seguridad privada que nos cuesta un potosí. Y por otro lado, los trabajos de oficina y gestión administrativa que los hagan los administrativos, porque como dice el saber popular ¡Zapatero a tus zapatos!, vamos, cuestión de eficacia, eficiencia y reducción de costes. ¿Para qué se ha preparado durante meses un policía foral en una academia que cuesta al erario público un Potosí?
La eficiencia en la gestión de recursos humanos en este asunto roza el disparate. Y cuando los responsables políticos son preguntados sobre el asunto responden con algo tan sencillo como “esto está así”, y ese es el argumento. No nos queda nada más que informar a la opinión pública a ver si alguien se pone colorado, aunque tenemos serías dudas.
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